Claro ejemplo de esto lo podemos observar en la utilización de los teléfonos móviles, hace unos años atrás, la existencia de estos dispositivos era muy escasa y con la única opción de realizar llamadas a nuestros contactos, hoy en día, podemos hacer prácticamente de todo con ellos, desde sacar fotos, hasta conectarnos a diversas aplicaciones desde cualquier parte del mundo, entre otras utilidades. Recalcar que esto, también trae una serie de consecuencias, como la inactividad y dependencia a estos elementos, sobre todo en edades tempranas, perdiendo así las costumbres de generaciones pasadas, como salir a jugar con los amigos al fútbol, trompo, leer, juegos tradicionales etc.
Otro aspecto destacado es la forma de obtener información, las antiguas generaciones no disponían de tantas facilidades como las que tenemos ahora, ya que antes solo podían utilizar libros y enciclopedias y ahora a pesar de la existencia de los libros, mucha información por no decir casi toda la obtenemos a través de Internet.
Estas nuevas tecnologías necesitan de unas competencias básicas para su utilización, propiciando posibles problemas para la generación de nuestros padres ya que no disponían de ningún tipo de competencia tecnológica puesto que no existían estos dispositivos ni en sus casas ni en las aulas. Aunque en general todos/as a día de hoy, están al día en este mundo llamado “Nuevas tecnologías”.
En el ámbito educativo la utilización de estas nuevas tecnologías han ayudado enormemente al alumnado, con clases más dinámicas, entretenidas y enseñándoles a utilizar dichas competencias de una forma madura y consciente, para llevar a cabo sus objetivos y ayudando a profundizar en su conocimiento y aprendizaje.
En suma es cierto que las nuevas tecnologías nos pueden ofrecer numerosas utilidades que las tradicionales no pueden cubrir. Pero si pensamos que su uso es exclusivo para conseguir abarcar toda la información y así, formamos, estamos equivocados.
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